El psicólogo llamado Ty Tashiro escribió el libro: La ciencia del “Y vivieron felices para siempre”… ¿Qué difícil que parece esto, no? Sobre todo en los tiempos que corren y para una enorme cantidad de personas. Varias investigaciones afirman que de todas las parejas que se casan solo tres de cada diez permanecen con un matrimonio que les aporta felicidad.
¿Y qué pasa con las siete parejas restantes? Algunas devienen en divorcio y otras sostienen el matrimonio (aunque no les genere felicidad) por diversos motivos: “por los hijos”, “porque económicamente sienten que es muy difícil la disolución”, “por mandatos familiares” o “porque se estabilizan en la crisis”, por solo nombrar algunos ejemplos.
La clave: superar los conflictos
Todas las parejas pasan por momentos de peleas, crisis y enfrentamientos como parte del desarrollo normal de la relación. Lo interesante es saber qué es lo que hacen algunos para que esas discusiones no terminen con el vínculo.
El reconocido John Gottman -terapeuta de parejas e investigador de estas temáticas- lleva más de cuatro décadas estudiando qué hacen las parejas para que su relación funcione. Lo primero que observa es que tienen la habilidad de buscar la resolución de los problemas entre ambas partes. Lo opuesto son las duplas que, frente al problema, continúan peleando o huyendo de la situación, lo que genera resentimiento y bronca perdurable en el tiempo.
Consejos para tener en cuenta ante una situación conflictiva
* Evitar pelearse. No discutir no implica que el problema se solucione.
* No esconder el problema debajo de la alfombra. Lo único que se logra es que los problemas sean cada vez más grandes.
* Poder hablar de todo. Si es necesario, discutir en buenos términos, no desde el único lugar en el que “yo siempre tengo la razón”.
* Evitar caer en “quiero ganar en cualquier discusión”. Esto convierte la relación de pareja en un tironeo constante.
* Evitar la escalada de enojo.
* Evitar las generalizaciones. Conviene eliminar de nuestro vocabulario frases como “vos siempre igual…” o “nunca hacés…”
* Evitar las acusaciones. La típica frase “porque vos…” es muy hiriente y suele deteriorar la relación. Se recomienda poner el foco en lo que le pasa a uno con respecto a la acción del otro. Es lo que puede ayudar a tener un mejor diálogo.
* Evitar las discusiones delante de familiares y/o amigos. Lo único que genera esta situación es “dejar mal parada a la pareja”.
* Evitar elevar el tono de voz cada vez más hasta llegar a los gritos. Es preferible cortar la discusión, que cada uno se tome un tiempo para pensar y luego volver a la charla más calmados.
La realidad nos muestra que la pareja perfecta no existe y que en todas las relaciones hay encuentros y desencuentros, peleas y reconciliaciones. Pero, lo importante es saber que todas pueden dialogar sin atacarse y que las relaciones se van construyendo de experiencias vividas. De los errores también se puede aprender y, tal vez así, podamos afirmar… “Y vivieron felices para siempre”.
Fuente: El Clarin / Dina Laufer. psicóloga clínica.